Este mes las chicas de #typicalspanish nos proponen viajar a
través del paladar, de un recuerdo, de una anécdota…con un plato que nos haya
cautivado en algún viaje y bajo el hastag #TSviajero17 y, además que maridemos
este viaje y plato con una anécdota. Bueno lo mío es más un cuaderno de
bitácora para alguien tipo 007. ;)
En los viajes que este miembro de códigosecreto280 ha
realizado, ha habido tres o cuatro platos, que aún a día de hoy, sigo buscando.
Dos de ellos, son de Senegal. Uno es una ensalada llena de color y frutas
exóticas que no recuerdo el nombre, sólo lo buenísima que estaba. Hay que
aclarar que quizás no fuera senegalesa porque el restaurante era de cocina
internacional y la mayoría de los complejos son de dueños franceses. Así es que
no sabemos si es francesa, senegalesa, antillana… el caso es que seguramente
sería una fusión. Y en la misma cena probamos unos erizos de muerte. Y tampoco
tenemos la receta. Y eso que hemos mirado y hasta comprado libros de la cocina senegalesa.
Los otros dos platos nos llevan a Israel y concretamente nos
detenemos en el aeropuerto de Madrid Barajas y finales de marzo de 2000. En este
viaje recorres todas las etapas de la edad moderna, desde el año cero de
nuestra era.
Yo viajaba de acompañante de mi pareja de aquel entonces,
biólogo, que iba a dar una conferencia en EILAT. Iba muy preparada para la
aventura, con los ojos super abiertos y curiosos. Con ganas de aprender y ver
todo. Iba a entrar de lleno en la historia. Ya en el aeropuerto nos topamos con
las primeras trabas, por mi culpa, claro.
Nuestro vuelo era con las líneas aéreas de EL AL, para más
inri. Los controles de seguridad son extremos en estas líneas porque ya
sufrieron un atentado en un avión en pleno vuelo con bomba y explotó.
Una vez en el aeropuerto se nos acerca el señor del control,
guapísimo, era un calco de Paul Newman sólo que con los ojos verdes. Sí, la
típica cara hebrea ideal. Y nos realiza las preguntas de rutina, que si dónde
vais de Israel, que a qué, que si vamos a viajar fuera de Israel, que por qué
mi pasaporte era reciente…
Y yo, que siempre he sido muy preguntona, además muy naïf y
sigo en el empeño, le comento que como Eilat está cerca de Egipto y de
Jordania, desde aquí se puede ir incluso andando hasta la frontera, que pensaba
ir a los dos sitios de turismo y que cómo era la mejor opción. A lo que me dice
que ir podré hacerlo, pero luego volver a entrar en Israel ya no. Y le digo un
poco incrédula que por qué. Que ya que estaba de acompañante y que me había
leído la liga de los estados árabes y estaba tan cerca de esos países que
quería visitarlos… Madre mía la que se lió. Claro, yo no le vi maldad en ese
momento a mi exposición. Hoy en día sería impensable.
Nos hizo abrir los equipajes de mano, que le enseñara el
ordenador donde tenía la conferencia que iba a dar. Le tuvimos que dar los
teléfonos de las personas de allí y los llamó echando chispas en ese mismo
instante.
Al final nos dejó pasar y subimos al avión, no sin antes llevarme
una buena reprimenda del conferenciante. Yo, que tengo esa dualidad de
ingenuidad pero con aires de Holmes, nada más subir al avión le digo a mi
acompañante, esas personas que están mirando en la parte del equipaje de mano,
miran pero no hay equipaje. Yo creo que son del mossad o del ejército israelí.
Y que están viendo que su arma está bien colocada. Y mi acompañante se empieza
a reir a carcajadas. La verdad es que me molestó un poco. Ahí lo dejé estar, por el momento, porque yo
soy muy preguntona y ya sabéis eso de la curiosidad mató al gato…
La segunda parte fue aún más divertida. Aterrizamos en Tel
Aviv, pero… era viernes a las 13:30 horas y eso significa que es Sabbat, es
decir, que toca descansar, pero descansar, sin hacer casi nada, vamos como
deberíamos descansar siempre todos.
Me enteré en ese instante que no se puede tocar nada de
aparatos eléctricos, con motor… De hecho, la gente se va con familia y amigos a
los parques a hacer barbacoas o se van a hoteles… algo que me dejó perpleja.
Quizás en 17 años, hayan cambiado algunas cosas. El caso es que tampoco
podíamos volar a pesar de tener conexión con el vuelo a EILAT. Menudo fastidio.
Pero, mi acompañante llamó a su amigo, y curiosamente cogimos un avión. Yo
pensé que su amigo también era del mossad. Ya veis, yo a lo mío. A la intriga. Nunca
supimos si este amigo era, o no, del mossad.
A todo esto, desde que cogimos el primer avión, todo el mundo
me miraba a lo lejos y se iban acercando de manera intimidatoria, hasta que casi
al chocarse conmigo cambiaban el rumbo y dejaban de fijar la vista en mí. No sé
si me confundían con alguien famoso allí. Aún a día de hoy sigo sin saberlo. No
sé.
Nada más llegara EILAT nos unimos a otro miembro de estas
conferencias, que era israelí y me faltó tiempo para el interrogatorio. Le
pregunté si en los aviones iban personas militares o del mossad camufladas y
entonces… me dijo que sí. Efectivamente yo tenía razón. Desde que un avión
explotó a causa de una bomba, ese que os he dicho antes… siempre van camuflados
y con armas escondidas en lugares estratégicos. También nos contó que cuatro
meses al año todo el mundo, hombres y mujeres incluidas, dejan de trabajar para
hacer maniobras militares. Cada vez más perpleja.
Por supuesto le dije que por qué todo el mundo me miraba y me
dijo que tenía cara de judía y que ellos se miran así cuando se reconocen.
Vamos menos entendible aún.
Los siguientes días en EILAT transcurrieron con cierta
normalidad salvo que nos contaron que a una chica española la habían confundido
con una terrorista internacional y la habían tenido más de 5 horas retenida en
un calabozo. Y era otra conferenciante. Tuvieron que aplazar su conferencia
pues no sabían cuando la soltarían.
En el hotel de EILAT, en el desayuno buffet, fue donde probé
la receta que os traigo para este reto. Como ya sabéis yo soy de salado,
picante y vinagroso más que de dulce y me fui a coger mi plato de desayuno.
Cuando vi las berenjenas pensé bueno las voy a probar, también había platos de
salazones, miles de ensaladas … pero esta me llamó mucho la atención.
Y máxime
cuando las probé eran exactamente como las berenjenas de mi madre, la Juancha,
que ya os di la receta en este
post, las que hoy en día conocemos como las berenjenas
en vinagre o de Almagro. Aquí sentí el peso de la historia, me remonté a la época
de los Reyes Católicos, al éxodo de los sefardíes…y llegué al día de hoy y cómo
un plato puede saber igual en un lugar y en otro separado por más de 5.000
kilómetros. Por eso he llamado a la receta berenjenas escabechadas tiempo y espacio.
El día que nos tocaba volver yo estaba enfadada porque quería
ir al mar de Galilea, había visto varias zonas de Israel, Jerusalén, Belén, Nazaret, Hebrón, Haifa, Berseeba, Tel Aviv-Yafo, los altos de Golán, varios desiertos, el mar rojo,… Reviví el
nacimiento de Cristo, el éxodo de Moisés,... pero quería ver cómo era el mar de
Galilea donde se supone que Jesús anduvo sobre las aguas y, como comprenderéis
no me podía volver. Así que dejamos ir el avión de Tel Aviv-Madrid, llegamos
como 5 minutos después del cierre del embarque.
Mi acompañante me había dicho
que si había que pagar otro avión de vuelta que lo pagaba yo. Le dije que ok
pero que si nos daban otro vuelo sin tener que abonar nada, el pagaba el
alquiler del coche hasta el Mar de Galilea. Así que por la cuenta que me traía,
empecé a decir que habíamos perdido el avión aunque habíamos llegado a tiempo
al aeropuerto… y no sé si les pasa a menudo pero no dijeron nada, sólo nos
dieron otro vuelo pero a las 6 de la mañana del día siguiente. Casi un día por
delante para saber cómo pudo andar Jesús sobre el agua. Lo vimos y volvimos.
Serían cerca de las 2 de la madrugada cuando llegamos al
aeropuerto de Tel Aviv porque fuimos a cenar y tomar algo ya que tampoco teníamos
hotel para dormir. Habíamos dejado las maletas en consigna, que no era otra
cosa que una enorme sala donde dejar el equipaje y por el que te daban un ticket para recogerlo
después, pero una sala con todas las maletas por allí en medio.
Y nos sentamos en la sala de espera a que llegara la hora de
embarque. Mi acompañante se quedó dormido y yo empecé a ver cómo diferentes
personas y en diferentes momentos, buscaban algo en las papeleras, lo mismo un
chico joven con pinta de hippy, que un hombre con traje, que un señor que parecía
rabino, que una mujer. Pensé estos están buscando bomba. Seguro que han puesto
alguna. Y se lo dije a mi acompañante. Otra vez se rio de mí.
Llegó la hora y recogimos las maletas de la sala. Fuimos a
embarcar y vi como a una norteamericana le hacían quitarse las zapatillas
deportivas y le arrancaban la suela. Cuando nos tocó a nosotros nos preguntaron que
dónde habíamos pasado la noche y se lo contamos, luego nos preguntaron que
donde habían estado las maletas y se lo explicamos. Nos dijeron que nos alejáramos
de la fila de embarque y que abriéramos las maletas comprobando que no nos
faltaba nada pero sobre todo que no había algo que antes no estuviera. Les
pregunté que por qué y no me lo querían decir, pero no soy yo cansina ni nada.
Al final me dijeron que había aviso de bomba. Anda que vaya cuerpo se te queda
unos segundos antes de abrir la maleta para buscar algo que antes no estuviera.
Y pensando que si hay una bomba tú vas
por delante.
Todo fue normal y no hubo bomba. Aunque estuvimos nerviosos y
más tiesos que la mojama, durante todo el vuelo, pensando en la dichosa bomba.
Y por fin ha llegado la receta. Es muy sencilla. Me ha costado encontrarla pero
al final aquí la tenéis ¡Vamos con ella!
BERENJENAS
ESCABECHADAS TIEMPO Y ESPACIO
Los
Secretos para 4 pax
- 1
kilo de berenjenas
- 50 centilitros
de aceite oliva
- 4
dientes de ajo
- 600
gramos de tomates peritas frescos cortados en daditos
- 1
cucharadita de comino molido o en grano
- 3
cucharaditas de pimentón dulce
- Sal
- pimienta
negra molida
- Jugo
de ½ limón
- 100
gramos de aceitunas negras opcional. Nosotros no las hemos puesto.
La Pócima
1. Quitar la
parte superior de las berenjenas, cortarlas en cubitos sin pelarlas.
2. Cocinarlas
en abundante agua con una cucharada de sal durante media hora.
3. Colarlas y dejar escurrir en el mismo colador.
4. Mientras
tanto, hacer una salsa colocando en una cacerola el aceite de oliva con los
ajos a rehogar y agregar el tomate en cubos, el comino, el pimentón, y el jugo
de limón.
5. Después
de 5 minutos de cocción poner las berenjenas cocidas, salpimentar, y dejar
cocinar otros 15 minutos.
6. Retirar
del fuego, añadir las aceitunas negras sin semillas y cortadas en ruedas.
7. Servir
tibias o frías o a temperatura ambiente, como más os gusten los platos. Hemos puesto un plato a modo ración y otro más pequeño tipo tapa o aperitivo.
Una receta muy sencilla que ha gustado a todos los que la han
probado y con todo el peso de la historia.
Abrid el link si queréis dar la vuelta al mundo con #TSviajero17
By K-lerit & Kobb
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